Esta es la historia de Marta, esta es la expresión de la rabia que sintió Marta cuando se enteró que nadie le había informado de los grupos de “escuchadores de voces” que llevaban cerca de cuarenta años existiendo, y que ya, en la ciudad en la que vivía, se habían instalado hacía tiempo.

Los escuchadores de voces son grupos de apoyo mutuo, que en la actualidad tienen carácter internacional, y donde las personas que escuchan voces comparten sus experiencias.
En ellos se promueve la aceptación de las voces como algo que está ahí, normalizan la experiencia, en vez de verla como una enfermedad.

Los escuchadores de voces son grupos en los que se promueve la aceptación de las voces como algo normalizado, no como una enfermedad.

Hay que saber que miles de personas en todo el mundo viven esta experiencia. Entre un 10% y un 25% de la población escucha voces en su cabeza. La mayoría de las personas lo ocultan por miedo a ser tachadas de locas.

Entre un 10% y un 25% de la población escucha voces en su cabeza.

Para la Dra. Regina Espinosa el problema no está en escuchar o no la voz, sino en la intensidad, la frecuencia o la duración. Fernando, miembro de la Red Internacional de Escuchadores de Voces, que lleva veinte años conviviendo con ellas, nos dice: Soy un tipo que escucha voces y esos es algo que inserto en mi vida como una experiencia humana válida. Soy un superviviente del sistema que te rotula y te pone etiquetas. El tratamiento médico le tuvo encerrado en su casa meses, engordó 12 kilos y los efectos secundarios fueron brutales. (1)

La dificultad de quienes las sufren puede ser la carga descalificadora de las voces, que provoca sufrimiento psíquico. De ahí la importancia de abordar la vivencia desde un enfoque que ayude a la persona a encontrarse mejor, a entender lo que le pasa, sin juicios previos, sin desvalorización de sus contenidos, sin etiquetas, con respeto.
Si yo las tengo, no me las puedes quitar, decir que son falsas, porque a lo mejor tú, que te crees el experto, no sabes si te pueden llegar a asaltar. (Marta)

La primera edición de Dando sentido a las voces fue publicada en español en el 2005, es decir ya hace 20 años, después de llevar cinco años publicada en inglés. (2)

Veinte años son muchos para que la psiquiatría biomédica, predominante en el sistema de salud mental en España, no se hubiera enterado e incorporado sus conocimientos en su práctica cotidiana para cumplir el Juramento Hipocrático de no hacer daño. La psiquiatría obra como si hubiera metido el libro en un desván de objetos olvidados, cuando su contenido trata de unos de los problemas que afecta de lleno a los internamientos involuntarios, a la justificación de las recetas de antipsicóticos, y a las inyecciones de carácter obligatorio, los temidos Depot, que son una forma de coacción refinada para que el tratado no deje de tomar los antipsicóticos.

Un tema, el de las voces, donde la psiquiatría debía de estar más despierta y vigilante, aprender todo lo nuevo, en pro de su obligación ética de profesional de la psiquiatría, ya que escuchar voces es para los psiquiatras síntoma claro del diagnóstico de esquizofrenia, una enfermedad que definen como muy invalidante y grave.

Marius Romme, en su introducción a la edición española comenta, poniendo el dedo en la llaga:

Una experiencia que es de gran valor para muchas personas es desvalorizada como un valor psicopatológico, sin que se desarrolle un conocimiento real sobre esta experiencia. Como psiquiatra, con frecuencia me siento avergonzado de semejante arrogancia. Debo confesar que durante muchos años actué del mismo modo con respecto a la escucha de voces, interpretando esta experiencia como el síndrome de una enfermedad y, en general, como un síntoma de esquizofrenia. Una enfermedad que, como es sabido actualmente sobre la base de una evidencia abrumadora, ni siquiera existe desde el punto de vista científico. (2)

El Dr. Romme nos cuenta que fue Patsy Hage, una persona que escuchaba voces, la que hizo que se diera cuenta que el análisis de las voces podía tener otras lecturas y se embarcó en la tarea de investigar y atreverse a ir en contra de las ideas dominantes en la psiquiatría.

El análisis de las voces puede tener otras lecturas. Las voces parecen representar un problema socioemocional que los individuos no pueden resolver.


Se llevaron a cabo cinco estudios con grupos de personas que escuchaban voces y encontraron que estas experiencias estaban relacionadas con una serie de hechos traumáticos de gran intensidad en su historia biográfica.
Las voces parecen representar un problema socioemocional que estas personas no han podido resolver.
Romme nos dirá que las voces se muestran como mecanismos de defensa contra situaciones amenazantes. Un diagnóstico psiquiátrico puede ciertamente perjudicar a los pacientes, ya que si todos los síntomas se conciben como consecuencias de la enfermedad, esto descarta que la enfermedad sea consecuencia de la incapacidad para afrontar un problema específico.

El Dr. Manuel González Chávez, en su introducción al libro, nos contará datos que nos pueden llevar a la reflexión. Numerosos profetas escucharon voces, pero también escucharon voces otras figuras históricas como Pitágoras, Sócrates, Galileo, Lutero o Pascal, que no fueron considerados ni locos ni santos.
Las palabras de González Chávez son reflexiones para comprender, para analizar uno de los errores de la psiquiatría que en la actualidad sigue haciendo daño:

¿En qué recodo de nuestra cultura y civilización cambió la visión dominante sobre estas experiencias que haría hoy de personas como aquellas unos enfermos mentales? Fue una triple pirueta de ignorancia y arrogancia, que inicialmente consideró a estas personas alienados, luego los supuso enfermos y luego dejó de escucharles.

No existe evidencia acerca de la  base biológica de la escucha de voces en los diagnosticados, no se ha podido demostrar ningún daño cerebral que la produzca. No se dispone de pruebas según las cuales una alteración cerebral sea la causa del fenómeno sino que lo que parece ligado a ellas es a la vivencia de  incidentes graves  procedentes de sus relaciones de comunicación, o procedentes  de riesgos para sus vidas.

Hay que resaltar la labor de la red Intervoice, no sólo en la forma de abordar el problema sino en su práctica socializadora vía formación de grupos de escuchadores de voces, para, entre otras, intentar deshacer el estigma que el marco social impone sobre las personas que sufren esta experiencia. (3)

Paul Baker, entrevistado por la revista “El Rayo que no cesa” dirá:

En efecto, si tú oyes voces que hablan sobre ti o te hablan a ti, especialmente de forma despreciativa, y se lo cuentas a un psiquiatra, no deberías sorprenderte de que considere que tienes uno de los principales síntomas de la esquizofrenia o alguna otra grave enfermedad psiquiátrica…
No se interesan en absoluto por lo que las voces digan. Esto es así porque la psiquiatría
mayoritaria está preocupada por la forma en que la condición física del cerebro afecta a la manera en que pensamos, en consecuencia, si nuestros pensamientos causan problemas, entonces debe haber algo físico que va mal en nuestro cerebro
.

Hay que tener en cuenta diversas cuestiones: En primer lugar deberíamos recordar que términos como «alucinaciones» y «delirios» están basados en los juicios de valor que hace la psiquiatría oficial y no son, ciertamente, descripciones clínicas de estados de la mente o síntomas de una enfermedad. Las creencias de una persona pueden ser delirios para otra.

Es difícil determinar qué es «la verdad» cuando los términos son aplicados selectivamente, por ejemplo, las falsas creencias de científicos respetados no son nunca consideradas delirios.

Los grupos de escuchadores de voces formados a partir de los estudios de Marius Romme y otros, y los grupos establecidos en Inglaterra, son efectivamente útiles: reúnen a gente con experiencias comunes y así compartir experiencias de este modo abre un nuevo espacio de discurso con la exclusión del lenguaje profesional, de poder, de los psiquiatras. Esto tiene efectos potenciadores de la autoestima de aquellos involucrados en el proceso grupal, a través de su implicación en la capacidad de la persona, desmitologización de la psiquiatría y desestigmatización de las voces.

Los grupos de escuchadores de voces comparten sus experiencias potenciando la autoestima del individuo, desmitologizando la psiquiatría y desestigmatizando las voces.

El significado personal de las voces es entendido y las consecuencias sociales mejoradas. Los aspectos negativos de las voces son por tanto reducidos, y los aspectos positivos acentuados.

Las voces dejan de ser percibidas como un problema que debe ser controlado por los psiquiatras, y/o por la medicación. En consecuencia, hay una mejora general del bienestar de la persona.

Un espacio para ellas, para escucharlas pero no necesariamente para obedecerlas, requiere ocuparse de ellas, pero en tu propio tiempo y espacio -esencialmente para aprender a controlarlas imponiendo tus propias condiciones, de acuerdo con tus propias creencias y esquemas explicativos. Esta aceptación de las voces es crucial para crecer y encontrar soluciones; una persona que oye voces que haya aprendido estas técnicas para relacionarse con ellas, puede llegar a decir: «Oigo voces, forman parte de mí y me alegro de que estén ahí«.

El movimiento de escuchadores de voces se sitúa al lado del que tiene una crisis vital, experiencias que no comprenden. No necesita un diagnóstico para apoyar, ni un tóxico para inducir sedación. Va contra el estigma, a favor de la igualdad de la relación, a favor de la comprensión de la historia biográfica, del análisis del entorno sociológico. Está más cerca, a tu lado, fomentando la comprensión y la escucha.

Por bien que la psiquiatría biomédica diga conseguir los mismos logros con sus pastillas mágicas, estas sí quitan las voces, en algunos casos, dejan al tratado con una serie de efectos secundarios, que se inscriben dentro de las vivencias de la coerción, aunque la persona en ese momento la disculpe, como necesaria, lo que ocurre en un porcentaje real muy pequeño.

El libro del actor cómico español Ángel Martín Por si las voces vuelven cuenta su experiencia (5). Fue atado, se usaron contenciones mecánicas y medicado. Estuvo catorce día hospitalizado.
No existe un evento de despedida de las voces. Simplemente desaparecieron sin decir adiós…
La medicación que hay que tomar después de pasar por algo así es demoledora por una razón muy sencilla: tiene que mantener el cerebro en marchas bajas para asegurarse de que no se te pira la pinza una vez más. El problema es que lo mantiene bajo, tan bajo, que se te instala en ti la sensación de que ya no valdrás para nada nunca más.

Describirá otras sensaciones asociadas a la medicación: más tristeza que nunca, soledad, no saber quién eres, notar que a la gente la quieres menos que antes, ganas de mandar todo a la mierda, de pasarte todo el día a oscuras, o metido en un armario. Tienes el sentimiento que no hay un futuro para ti.
Son muchos los que describen esas mismas sensaciones.


Numerosos pacientes en situación de «cura neuroléptica» se quejan del siguiente modo:
«Me he transformado en un vegetal, un «zombie», un muerto viviente. Estados de ánimo tales como la pena, la alegría, el odio, el amor, ya no existen para mí. Duermo prácticamente dieciséis horas al día. Mi mandíbula se ha vuelto incontrolable. Tengo un «look» descuidado de forma permanente…»
La ralentización psicomotriz inducida por el tratamiento neuroléptico frena la calidad de vida. La astenia psíquica, la apatía y la indiferencia afectiva, así como las disquinesias tardías, son complicaciones con consecuencias físicas, psicológicas y sociales
. (Anónimo, El Rayo que no Cesa)

La ralentización psicomotriz inducida por el tratamiento neuroléptico frena la calidad de vida.

¿Es esto una cura de algo? O es sembrar la desesperanza y el sufrimiento, la sensación real de estar en otro atrapamiento que no te han dicho ni a ti ni a los tuyos que se produciría. Estás dentro de una camisa de fuerza química que te puede producir tanta o más desazón que las voces, lo que tratado de otra manera se hubiera evitado. No es de extrañar que los (mal) llamados enfermos mentales nieguen las voces, y entren en las estadísticas de los triunfos de la psiquiatría, que dicen haber podido con ellas.

Volviendo a lo que Ángel Martín describe, son los efectos secundarios de la medicación a corto plazo, a lo que llaman y resumen con frecuencia los psiquiatras en dos palabras: aplanamiento afectivo.

Ante las voces, los medicamentos de primera línea de abordaje, los medicamentos estrella para la psiquiatría biomédica son los antipsicóticos. No parecen estrella de nada, sino de un agujero negro que te absorbe a toda velocidad.

¿Estuvo Ángel Marín en una luna de miel turbulenta con los efectos de los antipsicóticos, a pesar de todo? No lo sabemos. Para otros los efectos, son más graves, más mutilantes persisten a través de los años, dejando una huella profunda de sufrimiento y de dolor, además de deterioro cognitivo y físico.

En esos testimonios, que aprueban el uso de neurolépticos, se basa la psiquiatría biomédica, para vendernos la coerción justificada, y presentarla en bandeja de plata.

Cerremos con el testimonio de un escuchador de voces anónimo: del movimiento Entendre des Voix, 2020. (7)
¿Cuántas víctimas en salud mental deben aún sucumbir por la cronicidad (iatrogenia) o morir prematuramente? La causa hay que buscarla en neurotóxicos incisivos con riesgos desproporcionados y en la falta de una real toma de conciencia de los colectivos médico-jurídico-políticos. Para remediarlo, es tiempo ya de que los lobbies psicofarmacéuticos y los psiquiatras sean responsables.

Fdo.: M.ª Rosa Arija Soutullo
Psicóloga
Cuatro de Noviembre del 2025

REFERENCIAS:

1Escuchadores de voces en busca de la normalidad. 15-julio 2015. Universidad Complutense de Madrid

2– Marius Romme y Sandra Escher. Dando sentido a las voces. Guía para los profesionales de salud mental que trabajan con personas que escuchan voces.
Fundación para la investigación y el tratamiento de la esquizofrenia y otros trastornos. 2005. Pdf

3– Red Intervoice . Wwwintervoiceonline.org

4 Charlando con Paul Baker sobre el fenómeno de la escucha de voces, la psicosis y el desarrollo comunitario. El Rayo que no Cesa. Sciello, 2021. Pdf

5– Martín, Ángel. Por si las voces vuelven. Biografía y Memorias. Ed. Planeta 2021

6– Movimiento escuchadores de voces. Hearing voices Movement. www.hearing -voices.org

7 – Entendre de voix. Movimiento de los sin Voz.2000. Traducción El Rayo que no Cesa

 Asociación de Afectados por la Psiquiatría (Apsi)
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