La entrada del caballo de Troya en la ciudad, narrado por Homero en la Odisea, una de las obras cumbres de la literatura  griega, fue la que determinó la caída de  Troya. Ofrecido como un regalo por los griegos, engañó a los troyanos que le abrieron las puertas de la ciudad para que entrara. Engañados por el espía griego Sinón  quien les hizo creer que era una ofrenda a la diosa Atenea que haría a Troya invulnerable.   Hay  similitudes con las balas mágicas de la psiquiatría, la historia se repite, e ingenuamente se cae en la  trampa que nos pone a mano el edificio de la salud mental de orientación biomédica.  Ofrecen  curar, cuando ésta con las balas mágicas no existe. 

    El caballo de Troya como metáfora de lo que pasa con la medicación, lo usan críticos de la psiquiatría actual, como el psiquiatra  Dr. José Luis Tizón, uno de los analistas  del estado de la Psiquiatría  desde los años 70 del siglo pasado, ya hace cincuenta años.  Hay la necesidad de un cambio de paradigma en la salud mental, nos dice,  hoy se está dando una medicación abusiva e ineficiente.

  Bien, las llamadas balas mágica de la psiquiatría no funcionan, y como en el cuento que dio  lugar a ese nombre, con frecuencia desvían la trayectoria y paradójicamente pueden llevar a la muerte prematura de la persona medicada. 

  Fue el médico Paul Ehrlich, considerado el padre de la quimioterapia, el que acuñó este término, basado en un cuento popular alemán  “El tirador”, que  relata  la historia de Max quien para poder casarse con su novia Aghate, tiene que ganar un concurso de puntería. Max no posee esa habilidad, y para ganar el concurso hace un trato con el diablo, le vende el alma a cambio de balas mágicas, que siempre acierten en la diana. Sin embargo durante el concurso  dispara una bala y el diablo la desvía y la dirige a Aghate, la mujer a la que Max ama profundamente.   

   Los cuentos populares  suelen tener una moraleja profunda en su contenido. Aquí se ve con claridad, porque balas mágicas existen muy pocas en el campo de la medicina. 

  Joan Ramón Laporte, en su libro “ Crónica de una sociedad intoxicada”, que salió a la luz en el 2024, nos lo dice claramente. Una bala mágica  es perfecta para curar una enfermedad cuando  no tiene efectos adversos. Balas mágicas en el mundo de la medicina hay muy pocas.  Lamentablemente sólo los antibióticos, las vitaminas, y la insulina y otras hormonas se acercan  al concepto de bala mágica, pero son más bien excepciones e imperfectas…

Una  bala mágica  tiene que ser específica y tiene que ser efectiva, pero para cumplir estas condiciones, el fármaco tendría que tener sólo una acción, y la enfermedad tendría que tener sólo una causa. 

  Laporte,especialista en farmacología,  sigue explicando  cómo los departamentos  de las farmacéuticas trabajan para trasmitirle al médico, como pasa con el antipsicótico aripiprazol, un relato suficientemente  complicado para hacerle sentir que hay un  fondo de ciencia sofisticada. Se da a entender que  como la enfermedad mental tiene unos mecanismos muy complejos los toca todos, con el nuevo producto.

  Cuando un pensador como Ivan Illich en 1976 en su libro “Medical Nemesis” plantea el tema del monopolio médico. Los monopolios radicales inhabilitan a la gente para hacer y crear cosas por sí misma.  Violan la libertad y la independencia. La medicina tiene efectos iatrogénicos. Como todas las cruzadas crea un grupo de excluidos cada vez que hace pasar un nuevo diagnóstico, se le califica de …. ¿No llamarían hoy día  negacionista desde algunos sectores   a Illich? 

 Nemesis es una diosa  hija de Nix, diosa de la noche, y de  Érebo, dios de la oscuridad.  Nemesis  es un castigo fatal que restablece un orden anterior.    

 Desde distintos campos del conocimiento nos llevan a reflexionar en la iatrogenia de la psiquiatría, de la medicación psiquiátrica. 

 Nos interesa saber que:

 El efecto de las interacciones de medicamentos  están poco estudiados y  en general se limitan a las interacciones entre dos. Pocos estudios hay del efecto de recetar tres medicamentos juntos. 

 El problema de la iatrogenia se extiende a toda la medicina, y no es sólo de la especialidad de la psiquiatría, como se pone de manifiesto en el libro de Crónica de una sociedad intoxicada.   Los medicamentos con efectos adversos son muy frecuentes. 

 Ahora, las personas que han confiado en la psiquiatría son especialmente vulnerables a la iatrogenia  por varias razones, entre ellas porque los psicofármacos crean dependencia y se necesitan cada vez dosis más altas de medicación para producir el mismo resultado.  

 Otra de las razones son los efectos secundarios de las mismas, o efectos colaterales, como le llaman algunos (término más justo) que lleva a  recetar otras medicaciones. Es el caso del síndrome metabólico que se produce  en las personas a las que recetan los (mal) llamados neurolépticos.  Para bajar el colesterol se indican las estatinas, que conllevan otros  efectos secundarios, entre ellos dolores musculares, con lo que se sitúa a la persona en situaciones de  mayor riesgo para su salud, y se le añade sufrimiento. Esto es una realidad grave y difícil de asimilar. ¿No debemos cuidar a las personas más vulnerables?   

Según el INE, en el año 2022  se recetaron en España 15,7 millones de envases de neurolépticos. Es una cantidad de recetas escalofriantes. 

  Las capas de población más medicadas con antipsicóticos se encuentran  entre la tercera edad, nuestros mayores, que merecerían todo nuestro respeto por los años que han vivido.  Y el porcentaje  de personas que lo reciben  se sitúa por encima de otros países del entorno.  Son mayoritariamente prescritos  para indicaciones no autorizadas, como la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo, la demencia y el insomnio (Laporte).  Otro de los problemas es que a pesar de las recomendaciones de la EMA y de la FDA de la necesidad de que los tratamientos sean cortos, por sus efectos secundarios, estas recomendaciones  se ignoran de manera sistemática, quedando el usuario desprotegido. 

    En la tercera edad una de las medicaciones más recetadas es el Seroquel, en base al padecimiento de insomnio, a pesar de no estar  autorizado.  Antipsicótico destinado a la esquizofrenia. Este uso te deja perplejo, porque  sabiendo el efecto de los antipsicóticos sobre el organismo, y lo mal que sientan este tipo de medicaciones,  parece que esta realidad es negada. ¿Atendemos, atiende la medicina adecuadamente a nuestros mayores? O la desprotección que lleva la edad  no es cuidada convenientemente y se les psiquiatriza? 

Con los años  el metabolismo de los medicamentos se hace más lentos, lo que puede aumentar sus efectos secundarios, o colaterales 

 No podemos olvidar que la eficacia  de los psicofármacos es limitada o nula y los efectos adversos de todas clases son frecuentes. 

  El mito del desequilibrio bioquímico de la enfermedad mental sigue pesando en el ejercicio  de la psiquiatría  y se extiende a la Atención Primaria que es la puerta de entrada principal de los psicofármacos. 

 Mª Rosa Arija Soutullo, Psicóloga

 Referencias: 

– Illich, Ivan: Medical Nemesis, 1976 , Random House. 1978 Ed. Joaquín Mortiz, México. Versión al español por Juan Tovar.

– José Luis Tizón: La reforma psiquiátrica. El porvenir de una ilusión. 2023  Ed. Herder 

– Joan-Ramon Laporte: Crónica de una sociedad intoxicada.  2024 Ed. Penísula

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