Concentración en Burgos de apoyo a Carla, la joven afectada por Lyme crónico ingresada en Psiquiatría del HUBU. SANTI OTERO
La familia de la joven retenida desde el 10 de junio sale a la calle para denunciar su situación / Las visitas se reducen a media hora al día y «no hay secreto de las comunicaciones»
Rocío Muñoz está «muy indignada». También estupefacta, pero sobre todo preocupada por el estado de su hija Carla, ingresada sin previo aviso en el área de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) tras permanecer en planta desde finales de marzo. Desde su traslado, el pasado 10 de junio, la familia denuncia un «cúmulo de despropósitos» sin respuestas que satisfagan sus dudas al respecto. Por este motivo, un centenar de personas han concentrado en la plaza del Cid, frente al Teatro Principal, para apoyar a esta joven de 24 años enferma de Lyme crónico, denunciar la «retención ilegal» a la que está siendo sometida y exigir su salida de inmediato.
Con la esperanza de que la protesta marque «un antes y un después» para su hija y todas aquellas personas que padecen la misma situación, Rocío sigue sin entender los motivos que propiciaron el ingreso en Psiquiatría de Carla. Ni siquiera le sirve la resolución del Juzgado de Primera Instancia número 9 en la que se ampara la Consejería de Sanidad porque «no dice que tiene que ser trasladada a Psiquiatría» y porque «la exposición de motivos ante el juez de guardia son distintos a los que cuentan a la familia». Convencida por lo tanto de que «alguien miente», solo le cabe preguntarse: «¿Por qué no están diciendo la verdad?
Tampoco le cuadra a Rocío el hecho de no haber obtenido respuesta a la denuncia por lo penal que ella misma interpuso al día siguiente del ingreso de su hija en Psiquiatría. Del mismo modo, le cuesta entender que el juez no se pronunciase en un plazo máximo de 72 horas para ratificar el ingreso urgente de la paciente tras acudir a los juzgados. Por no hablar de que el traslado se ordenó en base a un informe psiquiátrico que «no existe» -así le consta tras solicitarlo en Atención al Paciente– y recurriendo a una «fotocopia» de la resolución judicial porque ni la familia ni la propia Carla fueron informados en tiempo y forma de la decisión adoptada. Además, en dicho documento «no hay firma de ningún juez».
«Indefensión total»
11 días lleva la joven en Psiquiatría prácticamente«incomunicada». Tal y como dicta el protocolo, no puede realizar llamadas telefónicas y las visitas, con aforo limitado, se reducen a media hora diaria. Lo peor, asegura Rocío, es que «no hay secreto de las comunicaciones» porque siempre hay un facultativo presente y la intimidad brilla por su ausencia. En definitiva, se encuentran en un estado de «indefensión total».
El abogado no ha podido entrevistarse con la joven y ella, siempre bajo supervisión, deja entrever que «todo es maravilloso» porque «¿qué va a decir la pobre?».
Si ya le parece «surrealista» de por sí que se produzcan estas «restricciones de derechos fundamentales», más le inquieta aún que el abogado de la familia no haya podido entrevistarse con Carla porque siempre hay alguien supervisando las visitas. Ante este panorama, la paciente deja entrever que «todo es maravilloso» porque «¿qué va a decir la pobre?».
Mientras tanto, la recogida de firmas promovida por la hermana de Carla en Change.org ya ronda las 2.400 firmas. Agradecida por el apoyo de todos aquellos internautas que han avalado esta petición de auxilio y de los burgaleses que acudían a la concentración, Rocío confía en ejercer la «presión» suficiente para que tanto el HUBU como la Consejería de Sanidad reconsideren su postura. De lo contrario, cree que la ciudadanía estaría «a merced de la opinión de cualquier médico» sin posibilidad de refutar su diagnóstico a través de diferentes vías, entre ellas la judicial.
Ahora, lo único que puede hacer la familia de Carla es esperar a que la Justicia se pronuncie. «No tenemos la resolución, y sin ella no podemos hacer nada», esgrime mientras pone nuevamente en tela de juicio los argumentos del HUBU sobre el estado «muy grave» de la paciente. Su madre, que también lo sabe, vería más «lógico» que ingresase en la UCI. Sin embargo, se optó por su traslado a Psiquiatría al ser «la zona más aséptica del hospital». Ahora bien, lo que Rocío no comparte de ninguna de las maneras es que apenas pueda comunicarse con el exterior.