
Parece que en España nos enteramos poco que las grandes farmacéuticas que promueven psicofármacos muchas de ellas como Eli Lilly, Johnson & Johnson (Janssen), GlaxoSmithKline, Astrazeneca, Abbot, Bristol Myers Squibb, Park Davis, Forest Laboratories, Novartis, Warner-Lambert y Otsuka al final han tenido que pagar multas al gobierno federal de Estados Unidos en base a una comercialización, fuera de indicación, indebida de sus fármacos psiquiátricos, y varias de ellas fueron declaradas culpables de cargos penales.
También se nos pasa desapercibido que en España y en otros países, cuando no pueden hacer propaganda pública de sus productos, compran voluntades a base de pagos de eventos, metiéndose hasta en la asociaciones de pacientes de enfermos mentales para crear una narrativa pro-medicamento, y de hecho, más llamativo, también colaboran con asociaciones de psiquiatría como la SEPC, la SEPSM (Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental), la SERP, o la Asociación Gallega de Psiquiatría.

Crean líderes de opinión en el Sistema Nacional de Salud y extienden sus redes por todo el ámbito de la geografía española, como pone de manifiesto el magnífico estudio de Ángel María Martín Fernández-Gallardo, Inspector Farmacéutico del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Pagos a profesionales sanitarios como transferencias de valor, quien indica que cantidades importantes en muchos casos y obscenas en otros a 855 líderes de opinión que son los nuevos peones de los dioses a los que pagan más de veinticinco millones de euros anuales.
Se meten por todo el territorio nacional , hospitales, centros de salud, sociedades científicas, asociaciones profesionales, llegando hasta la misma Agencia Española del Medicamento, donde un 10% de su red de expertos para el asesoramiento científico y clínico, siguiendo a Martín Fernández-Gallardo, también son peones de los dioses y cobraron en el 2022 más de un millón de euros de las multinacionales farmacéuticas.

Esto que se llama transferencias de valor, en el 2.022 ha ascendido a una cantidad de 103 millones de euros, dineros que se dan en conceptos diversos, desde el concepto de una comida, a otros servicios que les hayan prestado.
La red abarca 1973 municipios que cubren 1653 zonas básicas de salud, donde residen el 87% de la población española.
Las multinacionales lo tienen muy estudiado, apoyándose en los líderes de opinión, los llamados KOL, médicos influyentes que son especialmente eficaces para transmitir mensajes a sus compañeros.
Es conocido que cuando se trata de multinacionales farmacéuticas hablar de garantía de credibilidad, confianza y eficacia es sinónimo de hablar de aumentar las ventas de sus medicamentos.
Los KOL tienen diversas categorías: Diamante, Platino, Oro, Plata y Bronce, según los emolumentos que recibe de las farmacéuticas.
Las multinacionales farmacéuticas son lobos con piel de cordero, y por desgracia llegan hasta los planes de prevención de suicidio, haciéndoles creer a algunas asociaciones de enfermos mentales que les están ayudando, cuando como indica Whitaker están en medio del desaguisado de la tasa de subida de suicidios.
Una sociedad como la española, que según muchos expertos está sobremedicada a nivel de psicofármacos, tiene que tener mucho cuidado, estar con los ojos bien abiertos, porque estos vaivenes que nos meten de sobremedicación, esta psiquiatría biocomercial, de corte neoliberal, o librecambista, tan perjudiciales para nuestra salud, está llevando a la desarticulación de los servicios de protección social a la salud, como señala el psiquiatra y psicólogo Jorge L. Tizón.
Los diagnósticos psiquiátricos, promovidos por la biblia de la Psiquiatría, el DSM, se están generalizando de tal manera que en ellos cabemos más del 50% de la población. Si lo analizamos detenidamente entramos casi el 100%, porque todas las personas podemos tener en un momento determinado un estado de sufrimiento en el que fácilmente podríamos entrar en un diagnóstico de ansiedad o de estado depresivo.
Según los expertos los primeros decenios del siglo XXI la atención a la Salud Mental ha venido marcada por acuerdos económicos y geopolíticos que se plasmaron en los tratados TTIP, unos acuerdos en continua gestación bajo el dominio de los centros económicos de poder norteamericanos.

Estos acuerdos que afectan al diseño de la salud mental, y que parten de un país, EE.UU. en donde las cifras son escalofriantes, en donde la población tratada por problemas de salud mental muere entre 15 y 30 años menos que la población general, en donde el 5,2 por ciento de los niños entre 2 y 7 años toma estimulantes como el Ritalin, sin olvidar los muertos por suicidios y homicidios favorecidos por los psicofármacos, y la terrible crisis de los opioides que segaron y están segando vidas.
En agosto del 2019, un tribunas del Oklahoma condenó al gigante farmacéutico, Johnson & Johnson a la cabeza del ranking mundial a un pago compensatorio de 572 millones de dólares por la crisis de los opioides.
Siendo conscientes de los intereses creados por las farmacéuticas y avalados por los psiquiatras de alternativa biomédica, huyendo de ese sistema que da tan pobres resultados y produce tantos daños, una propuesta es que:
Para un buen sistema de salud mental se necesita valorar a nivel social los siguientes puntos:
a) A nivel organizativo un abordaje interdepartamental, donde el centro sea psicosocial, y no biomédico. Reivindicar que se tripliquen los recursos de psicoterapeutas bien formados, y que no se vayan por el agujero de la ineficacia de la psiquiatría biomédica.
Hay modelos como Diálogo abierto y Diálogos anticipatorios, además de otros sistemas psicoterapéuticos que dan buenos resultados.
b) Los problemas socioeconómicos de ciertas capas de la población deben de ser contemplados como productores de inestabilidad y de sufrimiento emocional. Hay que atajar las brechas de carácter social.
c) Los dispositivos que atiendan la salud mental han de gozar de ser asequibles, aceptables y con programas eficaces y de calidad, no basados en las pastillas, sino contempladas éstas únicamente como último recurso, y recetadas el mínimo tiempo, para evitar la cronicidad y los graves efectos secundarios.
d) Los programas a realizar estén basados en apoyo a los grupos de riesgo, niños y ancianos, y donde se fomente la integración social, creando redes de apoyo social, dirigidas a las familias y al entorno.

Es importante la realización de programas de empoderamiento a usuarios, pacientes, expertos y familiares.
e) Somos parte de un sistema y factores como la violencia, el acoso escolar y las experiencias adversas tienen que ser tratados desde una perspectiva ecológica, porque todos formamos parte de un todo.
f) Hay que desarrollar nuevos modelos residencias para las personas en grave crisis, a fin de evitar los ingresos hospitalarios e involuntarios.
Se pueden trabajar los esquemas de instituciones blandas dotados de un personal adecuado.
Por último, y enlanzándolo con el principio, no podemos confundir a la población con la idea de que tratando con psicofármacos a más y más personas se están atacando los problemas de salud mental, cuando lo que estamos es llenando a manos llenas los bolsillos de las farmacéuticas y de los profesionales que se dejan seducir por las transferencias de valor, como constan en las páginas de transparencia de las multinacionales.
Flaco favor nos hacemos. Es hora de evitar que nos engañen, para el beneficio propio y el de los nuestros.
Fdo.: M.ª Rosa Arija Soutullo, Psicóloga