ANTONIN ARTAUD (1895- 1948)
Han pasado veintiún años desde la carta de Antonin dirigida a los directores de manicomios. Son dos décadas convulsas donde acontece la Segunda Guerra Mundial. Acaba de terminar uno de los desastres mayores de la humanidad.
Artaud tiene aún más experiencia de lo que es estar en instituciones psiquiátricas, del trato que recibe en ellas, y la situación que describe no ha mejorado.
En la corta vida de Artaud este escritor, actor, director escénico y dibujante francés, crea una vasta obra que explora la mayoría de los géneros literario. Crítico con el teatro de su época, plantea nuevas formas más creativas para este género, superando los límites de la expresión. Todo verdadero sentimiento es en verdad intraducible. El teatro debe de cortar su relación parasitaria con las palabras para transformarse en pura acción. El teatro guarda una relación íntima atroz y mágica con la realidad y con el peligro.
A lo largo de su vida Artaud recibió terapia de electrochoque, la cual le dejó serias secuelas.
Sus opiniones, después de dos décadas, se vierten en un libro entrañable, lleno de reflexiones y en el que la palabra aparece como vehículo de una parte de su percepción y forma de estar en el mundo, llena de poesía y de comprensión íntima: Van Gogh, el suicidado de la sociedad.
Antes de hablar de Van Gogh, desde el prisma de la visión interesantísima de Artaud, veamos lo que sigue contándonos sobre la psiquiatría, un testimonio que nos invita a una mirada histórica crítica. Conocer el pasado es una forma de entender y reflexionar mejor sobre el presente.
1) La psiquiatría es una defensa de una sociedad alienante, cuyas facultades de ver más allá de lo cotidiano que poseen ciertas personas les molesta, como todo esquema que no se adapte al orden establecido.
Una sociedad tarada inventó la psiquiatría para defenderse de las investigaciones de algunas inteligencias extraordinariamente lúcidas cuyas facultades de adivinación les molestaban.
2) Volverse loco es producto de un problema moral. Toca un punto que ha sido hablado por algunos estudiosos de los problemas humanos, como el conocido austriaco Erick Fromm, o el español Luis Cencillo.
La psiquiatría es la defensora de los aspectos enfermos de la sociedad.
Y, ¿qué es un alienado auténtico? Un hombre que prefirió volverse loco, en el sentido socialmente admitido, antes de prevaricar contra determinada manera superior del honor humano.
Así es como la sociedad mandó estrangular en sus manicomios a todos aquellos de quienes quería desembarazarse, o defenderse, porque habían rechazado convertirse en cómplices de algunas inmensas porquerías.
3) La locura tiene una relación con la falta de la aceptación de la libertad de expresarse, de desarrollar un pensamiento crítico de diálogo social, laboral, familiar, puntos conectados con la salud mental.
Un alienado es también un hombre al que la sociedad no ha querido escuchar y al que ha querido impedir que propagase verdades insoportables.
Artaud señala que las verdades del alienado hacen tambalear al grupo social.
Es importante su pensamiento donde pone el acento en el diálogo, en la escucha, en la capacidad crítica del paciente.
4) La reclusión psiquiátrica es una de las armas de poder, de callar voluntades, lo que nos recuerda muchas cosas, desde las reclusiones realizadas en Rusia, a las reclusiones forzadas practicadas hoy día. Ciertamente son armas de dominio, de falta de libertad, de coacción de los derechos humanos. Son medios de coacción social contra la locura.
La reclusión no es la única arma, y la reunión confabulada de los hombres dispone de otros medios para triunfar sobre las voluntades que desea aplastar.
5) Hay un aprisionamiento de la supuesta ciencia en su trato con el paciente. La paradoja de saber quién es el loco, si el paciente o quien es cómplice de una sociedad que no analiza ni sus limitaciones ni sus locuras.
… es escandalosamente imposible ser psiquiatra sin estar al mismo tiempo marcado por la más indiscutible de las locuras: la de no poder luchar contra ese viejo reflejo atávico de la turba que convierte a cualquier hombre de ciencia aprisionado en la turba en una especie de enemigo nato o innato de todo genio.
Señala las limitaciones de la psiquiatría para la comprensión de pensamientos divergentes.
6) La psiquiatría es una fuerza represora, que niega sus partes oscuras.
… la psiquiatría ha nacido de la turba populachera de los seres que han querido conservar el mal en la fuente de la enfermedad…
7 ) El diálogo médico paciente no existe como vínculo de cura. Al propio Antonin Artaud le deja mal sabor de boca hablar con su psiquiatra, le sabe a paternalismo, a algo fingido, que oculta su veneno.
… esas suaves pláticas del psiquiatra bonachón, pero que dejan el corazón algo así como una lengüita negra, la anodina lengüita negra de una salamandra peligrosa.
8) Artaud muestra la comunicación con el psiquiatra no sólo como dañina y no comprensiva, sino como generadora de sentimientos negativos. La alianza terapéutica y el diálogo como elemento curativo, en la relación de Artaud con su psiquiatra no existe.
… he estado nueve años en un asilo de alienados, y nunca tuve la obsesión del suicidio, pero sé que cada conversación con un psiquiatra, por la mañana, a la hora de la visita me hacía surgir el deseo de ahorcarme, al comprender que no podía degollarle.
9) Tampoco en el trato de la psiquiatría hay un respeto a los síntomas, y a la libertad. Los tratamientos se imponen. En relación al delirio Artaud comenta que:
El doctor Gaston Ferdière de Rodez le diría: usted delira, nunca hubo en el mundo delirio científicamente controlado. Y ya que usted insiste mañana mismo empezaremos la nueva cura de electrochoque.
El electrochoque es un castigo por tener delirios. Así se fomenta la incomunicación del paciente. No puede decir lo que piensa porque le van a meter una corriente en el cuerpo como una manera de curarse.
10) La imposición del pensamiento del psiquiatra sobre el de la persona que padece, algo que se sigue dando, y justificando con internamientos involuntarios, lo que es un atentado contra los derechos humanos.
Aludiendo yo en presencia del Dr. Ferdiére a las páginas de mi Viaje al país de los Tarahumara en las que decía que no podía dejar de creer que me habían embrujado, él se levantó del asiento, como un auténtico loco y me dijo: si yo hubiera estado allí no habría escrito este libro.
Podríamos decir que el pensamiento de Artaud está dentro de la visión crítica que se desarrollará dentro del campo de la antipsiquiatría, y que sus palabras son una manifestación muy clarividente del tratamiento que recibían los pacientes, así como de la conexión de los valores imperantes en la sociedad con el tratamiento y abordaje de la mal llamada enfermedad mental que se hacía en las décadas de los años veinte, treinta y cuarenta del siglo XX.
El electrochoque sigue prácticándose hoy día como técnica curativa. Algo que debería de estar prohibido.
M.ª Rosa Arija Soutullo
Psicóloga