13 septiembre, 2024

Hace dos días publicamos sobre cómo el tratamiento mediante electroshock, tan polémico, en realidad no es cosa del pasado sino que sigue usándose y aunque ha sido modernizado, continúan produciéndose abusos con ello. Conté el tremendo caso de Iván, un joven de Galicia obligado por su psiquiatra y un juez a soportar el tratamiento de la hoy llamada Terapia Electroconvulsiva, diez sesiones nada menos.

Os presentamos ahora el caso de S., un chaval que con 27 años tiene una larga historia psiquiátrica que comenzó cuando solo tenía 15 años: Alteraciones del sueño, abuso de los videojuegos, rasgos obsesivos de pensamiento y actos compulsivos relacionados. ¿Diagnóstico?: Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) grave, e ingreso en Psiquiatría de un hospital castellano.

Desde entonces muchas depresiones y crisis de ansiedad, prueba de un elenco casi imposible de aguantar de psicofármacos: Lyrica, diazepam, trankimazin, lorazepam, zolpidem, pregabalina, gabapentina, y así hasta más de diez medicamentos al día; mañana, tarde y noche comiendo pastillas (que pueden ser útiles en casos muy concretos, a la menor dosis posible, durante el tiempo más corto posible y sin mezclar como si fuera un cóctel).

Electroshock locura miguel jara 2 1

Y terapias cerebrales, y un cuadro mental tremendo cuya angustia le impide llevar una vida normal pues además sufre una “epilepsia favorecida por la toma de algunos fármacos”, como reconoce uno de los médicos que le han atendido. Si no fuera por lo patético de esta historia, me saldría una sonrisa al leer uno de los informes médicos del muchacho en el que su psiquiatra expone que tiene “poca tolerancia a los psicofármacos habituales”… pero a continuación le receta un cóctel de los mismos como para matar a un caballo.

En el proceso ha padecido “ideación suicida que en varias ocasiones ha tratado de materializar”. Con ese cuadro y por su “resistencia a los psicofármacos” en 2019 le aplicaron un “sistema de estimulación cerebral profunda”, lo que viene a ser otro tipo de electroshock, que no le hizo efecto, y que se repitió en 2021, con resultados favorables según el informe de alta.

Estimulación cerebral profunda

La estimulación cerebral profunda (ECP) utiliza un dispositivo llamado neuroestimulador para transmitir señales eléctricas a las áreas del cerebro que controlan el movimiento, el dolor, el estado de ánimo, el peso, pensamientos obsesivos compulsivos y el despertar de un estado de coma. Si tenéis estómago podéis leeros en ese enlace en qué consiste la intervención. Para muestra este botón: “Si se van a tratar ambos lados del cerebro, el cirujano hará una abertura en ambos lados del cráneo”. Es un tratamiento peligroso pues hay que agujerear el cerebro (y la parte baja de la clavícula porque es donde, bajo la piel, se coloca el electroestimulador para las neuronas, que es como un marcapasos.

Los riesgos pueden incluir: Problemas para concentrarse, vértigo, infección, escape de líquido cefalorraquídeo, lo cual puede conducir a dolor de cabeza o meningitis, pérdida del equilibrio, reducción de la coordinación o una pérdida leve del movimiento, sensaciones parecidas a un shock, problemas del habla o la visión, hormigueo temporal en la cara, los brazos o las piernas, o sangrado en el cerebro.

Pese que sus promotores dicen que es efectivo y seguro, el documento de Consentimiento informado firmado por la familia de S. explica: “Es una operación compleja y de larga duración (6-8 horas) que por lo general se realiza bajo anestesia general”. También dice que “las complicaciones pueden ser definitivas a pesar de la retirada del sistema”. Y las citadas hemorragias cerebrales “pueden ser muy graves”. Además, advierte: “No se trata de una intervención curativa”, habrá que seguir tomando medicación tras la misma. 

Y tanto, el último informe que he visto, el de agosto de 2023, documenta la ingesta de 16 psicofármacos… Pero lo más grave es que la operación no salió bien, pero nada nada bien…

Seguiremos informando.

Fuente: https://www.migueljara.com/2024/09/13/cuidado-con-la-intervencion-estimulacion-cerebral-profunda-un-electroshock-que-puede-salir-mal/