La psiquiatría camina por  tierras movedizas, y las críticas  vienen, siempre han venido, también desde dentro, no son sólo los usuarios, los familiares, gente de a pie la que se da cuenta que el sistema psiquiátrico imperante no funciona, y hay una necesidad urgente de cambio profundo. 

  Es una de las disciplinas médicas que se pone más en duda, y quizás en donde por mera lógica, la lógica del hombre de la calle que no ve resultados, sino efectos negativos,  surgen más voces disidentes, más voces que buscan un cambio urgente de paradigma, dar un giro de 360 grados. 

¿De dónde surgió  el movimiento de  la antipsiquiatría sino de  un grupo de profesionales que se levantó y se levanta  ante la perplejidad de lo que observan?

Veamos algunos de los principios  en los que se  fundamentaba este término acuñado por el psiquiatra sudafricano David Cooper  en los años sesenta del  siglo XX, y que tiene sus antecedentes en el médico francés Philippe Pinel a primeros del siglo XIX.  Como se puede ver esto no es nuevo.

   Este movimiento de  alcance internacional,  designó diferentes enfoques, todos unidos por el deseo del cambio. En España, dos de sus cabezas más visibles han sido Castilla del Pino y  Caparrós.

  Para la antipsiquiatría  los medios  tradicionales  de  enfrentar la enfermedad y de curarla no son otra cosas  que la expresión  de las necesidades de una sociedad desequilibrada, que se defiende de su propio desequilibrio. Entrar en el modelo de sociedad que tenemos, analizarla, es acercarse a la comprensión del que padece.  

   La enfermedad es un síntoma cuyas causas hay que buscarla en los grupos sociales que la han originado.  

La enfermedad se ve como una protesta ante  unas condiciones imposibles de aceptar.

 El paciente es una persona que está haciendo un intento de solucionar sus conflictos  y de defenderse de una alienación  que le resulta dolorosa e insufrible.

  El psiquiatra y la psiquiatría, tal como funcionan en el modelo prevalente actual son instrumentos sociales para reprimir más al enfermo.

Los tratamientos habituales de los hospitales psiquiátricos, o manicomios, son considerados como medios violentos de represión. 

 A las personas que se salen de las pautas aceptadas, se las encierra y se las trata como enfermos, haciéndolas objetos de unas terapias que tienen más los caracteres de un castigo que de  una ayuda.

El encierro forzado no se diferencia de la actitud que se adopta con los delincuentes.

 Una vez ingresado  en el hospital psiquiátrico contra su voluntad, el paciente se ve, ante su sorpresa tratado como un enfermo.

 La protesta  alienante por la que padecía queda ahoga, no sólo por las murallas del hospital, sino también porque al haber sido catalogado de enfermo,  su lucha está totalmente perdida.

 Los psiquiatras, que se sienten mantenedores del principio de realidad,  apagan el grito de la víctima.

En el hospital psiquiátrico se aprende qué es ser un enfermo, lo que fomenta lo que se dice quiere evitar, distanciarse del principio de realidad  y huir a un  mundo imaginario.

 Los tratamientos que usan los psiquiatras tienen más de castigo que de otra cosa. Recuérdese el electroshock, los comas insulínicos,  el acceso de fijación y las lobotomías. 

 Los modernos tranquilizantes no se diferencian tan esencialmente de los tratamientos anteriores; la camisa de fuerza física se ha transformado en una camisa de fuerza química.

El psiquiatra italiano Franco Basaglia, al que como a otros no les gustaba que le incluyeran en ninguna categorización,  se opuso  a la existencia de los  manicomios. El psiquiatra no puede desentenderse de la situación porque se hace cómplice de ella.  La única lucha honrada es la lucha contra los sistemas represivos. El manicomio  es  la institucionalización de la violencia que engendra a su vez la violencia en los enfermos. Es la violencia ejercida por aquellos que están  de parte del sistema sobre aquellos que se encuentran irremisiblemente bajo su dominio.

Todas estas reflexiones que plantea la antipsiquiatría, o movimientos cercanos a la misma, siguen siendo vigentes en el  estado actual de esta disciplina El reforzamiento del modelo bioquímico a partir de  los años ochenta del siglo XX, ha llevado a que la situación del usuario de la psiquiatría empeore de manera alarmante. 

 Veamos   la autocrítica que a la psiquiatría predominante plantea el conocido psiquiatra canadiense   Doctor Colin Ross, autor de numerosos  libros, entre ellos uno dedicado al fraude de la Psiquiatría. Visitó España en el 2022 para presentar en A Coruña su método de  trabajo.

 En una entrevista del 2019  nos  habla de lo vivido por él mismo. Sus críticas son claras y precisas. Los problemas de la psiquiatría son  actuales. Derrumba mitos y  ataca  de frente. Habla directo, y expone algunos de los problemas graves de la psiquiatría actual.  

  ENTREVISTA DR.COLIN ROSS

Decidí convertirme en psiquiatra desde niño, historia que confirma mi madre. Quise ser psiquiatra hasta llegar a la Universidad e ingresar en la Facultad de Medicina, periodo en el cuál también pretendía  convertirme  en psiquiatra. 

Y lo primero-algo obvio en la facultad, es que los que van a ser cirujanos e internos no tienen mucho respeto por la Psiquiatría,  de modo que lo mantuve como secreto que iba a escoger Psiquiatría.

 Pensé que era una rama legítima de la Medicina, y una profesión legítima  y había evolucionado, y pensé que podía colarme, hacer mi contribución y convertirme en un miembro del gremio.

LA DECEPCIÓN DE LA PSIQUIATRÍA VINO SIENDO RESIDENTE

 La decepción empezó siendo residente-uno pasa por la  Facultad 4 años, las prácticas es cuando se realizan rotaciones generales y la residencia podría ser ser Cirugía, Nefrología, lo que sea, siendo la Psiquiatría uno de los programas de residencia. 

ME DIJERON QUE NOS HEMOS MODERNIZADO MUCHO 

Empecé a notar que la imagen pública de la Psiquiatría encajaba con la realidad  de lo que ocurría.  Y la propaganda consistía en: nos hemos modernizado mucho, recientemente;vamos a la búsqueda de la causas genéticas de estos trastornos; se trata de enfermedades médicas, lo sabemos;  y ahora disponemos de estos poderosos y efectivos medicamentos, los cuales realmente han revolucionado la Psiquiatría; vaciamos los hospitales mentales en los años 50 y ahora eres un médico como cualquier otro: tratas estas enfermedades mentales como desequilibrios químicos, provenientes de genes malos, y bienvenidos a la profesión médica». Eso es lo que me contaron

ESTUDIOS DONDE NO HABÍA DIFERENCIA ENTRE TOMAR UN PLACEBO O LA MEDICACIÓN

Bueno algunas pruebas  empezaron a aparecer. La primera prueba apareció en la vertiente académica: acudí al grueso libro de texto de 3 volúmenes y examiné los datos reales y observé que, por ejemplo la Clorpromazina, uno de los primeros antipsicóticos – me habían contado cuán poderoso y efectivo era, pero en el libro de texto había una tabla con un total de 66 estudios de Clorpromazina contra placebo, en 55 de los cuáles había un pequeño intervalo entre la Clorpromazina y el placebo, pero en 11 no había diferencia alguna. Y pensé: «espera un momento, en 11 de los 66 estudios no existe diferencia alguna entre este poderoso medicamento y el placebo?» Y luego miré las conclusiones de ese estudio y otros, y vi que una y otra vez el intervalo entre el medicamento  y el placebo es bastante pequeño.

Así que todo empezó notando que estas medicaciones no son tan efectivas lo cual es algo demostrado científicamente, no es sólo mi opinión.

  Y luego empecé a darme cuenta  de los efectos secundarios. Y, por supuesto, me contaron que había efectos secundarios, pero que los beneficios superaban los efectos, pero luego empecé a notar cuán generalizados eran los efectos secundarios, cuán tóxicos,  y lo pequeño que era el beneficio. 

 ENFERMOS DANDO VUELTAS POR EL SISTEMA SIN MEJORAR

De modo que la balanza empezó a invertirse: la toxicidad superaba los beneficios. Y veía cada vez más a personas a quienes se les daba todo tipo de medicamentos en un patrón caótico, con efectos secundarios terribles, dando  vueltas por el sistema y sin mejorar.  

MEDICACIONES POCO EFECTIVAS Y CON MUCHOS EFECTOS SECUNDARIOS 

 Eso no se observa sólo en una semana, uno debe de observar cómo se desarrolla durante un período de tiempo . Noté  que las medicaciones eran muy poco efectivas, montones de efectos secundarios tóxicos, nadie se recuperaba, se restablecía o abandonaba el sistema. Puede que salieran del sistema, pero no porque hubieran sido curados por él.

 EL DESEQUILIBRIO QUÍMICO REFUTADO POR LA CIENCIA 

 Y luego empecé a darme cuenta de que toda esta propaganda acerca de los desequilibrios químicos, que se  me vendió como un hecho totalmente científico, en realidad es refutada por la ciencia, publicada en las revistas médicas.

  Mi residencia fue en lo 80 y había esta agitación: «ahora sabemos  que la depresión equivale a poca noradrenalina», pero luego pasaron a poca serotonina, porque todos los medicamentos de serotonina entraron en el mercado. Dejamos de dar importancia a la noradrenalina e íbamos a probarlo científicamente; íbamos a sacar fluido cerebro-espinal a las personas y medir sus niveles de noradrenalina o serotonina. Así que publicaron un estudio. «Bueno , mejor que hagamos otros.»

Acabamos con 10, 15, 20 estudios y ahora está probado con toda claridad  que no hay anormalidad en la dopamina para la psicosis, serotonina para la depresión. No existe un desequilibrio químico en el cerebro para ningún trastorno psiquiátrico. Es puramente una hipótesis. Pero no es sólo una hipótesis. Es refutado por los experimentos. No es que lo creamos o que las pruebas sean ambiguas. 

Y me dí cuenta que todo eso del desequilibrio químico es una  estrategia de marketing inventada por las farmacéuticas que la profesión psiquiátrica se ha tragado. Eso provocó cierta decepción.

  EL COMPONENTE HEREDITARIO DE LA ESQUIZOFRENIA  OTRO MITO 

Y luego examiné la genética , porque todo el mundo sabía que la esquizofrenia era una enfermedad genética del cerebro. Empecé a examinar los estudios y publicar al respecto. Si se toman los estudios mejor diseñados -ahora ya saltamos al presente de todo el mundo,  y haces la media, cuando un gemelo idéntico tiene esquizofrenia, el otro gemelo no la sufre el 70% de las veces. Y este descubrimiento, nuevamente, repetido en muchos pacientes durante décadas. Así que la mayoría de las veces, cuando un gemelo idéntico tiene esquizofrenia, el otro no. Y este simple hecho, demuestra que como máximo, la esquizofrenia podía ser un poco genética. Y luego, todo ello se viene más abajo porque si tienes esquizofrenia, ello incrementa el riesgo de trastorno afectivo bipolar en tus familiares, de modo  que hasta qué punto existe un componente genético en estas cosas es el mismo, es un revoltijo de trastornos psiquiátricos. 

  Esto significa que no hay herencia pura. Herencia pura significa que si sufres Corea de Huntington, tus familiares tienen riesgo de Corea de Huntington, pero no de fibrosis quística. Si sufres fibrosis quística hay un  aumento en el riesgo de tus familiares, pero no de Corea de Huntington

 Las voces  de autocrítica al paradigma de la psiquiatría son numerosas y no dejan de crecer. En España hay distintos movimientos autocríticos. Entre ellos está el del psiquiatra jubilado Dr. Javier Álvarez, fundador de Nueva Psiquiatría, que nos presenta un panorama desolador  desde la psiquiatría preponderante para los enfermos  que son calificados de Esquizofrénicos o de Psicosis Maniaco – Depresiva, unos colectivos con unas etiquetas  dañinas y con unos tratamientos que no curan. Más de dos millones de personas suman esos colectivos que sufren inmensamente y al que se unen otros cuatro millones de personas como mínimo, sus padres, hermanos, amigos, parejas…

  Más de un 12 por ciento de la sociedad española  está afectada por vivir de cerca o en primera persona los graves desastres de estas dos etiquetas de psicosis, lo que supone   que la psiquiatría camina por tierras enfangadas de lodo que salpican  a sus usuarios. 

¿Hasta cuándo?  

Fdo.: M.ª  Jesús Chocarro (seudónimo), Psicóloga 

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