El Primer Mito de la psiquiatría es el mito de la ayuda a la persona sufriente, o al etiquetado enfermo mental.

 Poco  puede ayudar quien en su ejercicio profesional usa unos métodos de trabajo a todas luces dañinos y con un porcentaje elevadísimo de ineficacia, entre ellos los psicofármacos.   

 De esta situación hablan los enfermos, quienes cuando quieren cortar con la medicación se tienen que enfrentar a un suplicio de descalada, mayor a medida que hayan pasado más tiempo medicándose. 

 Para los psiquiatras el esquema es que no hay adicción. Lo que pasa es que si se deja la medicación se vuelve a tener síntomas del problema por el que  se vino a la consulta. Es decir que los síntomas que tengo al dejarlo lo único que indican es mi necesidad de psicofármacos. Pero por otra parte  afirman que los psicofármacos  ayudan a mejorar, curar y que vivas de una manera más sana. ¿En qué quedamos? ¿Los psicofármacos curan, o no?  ¿Balancean lo que está mal, o no lo balancean? 

Ustedes los profesionales, no informan, no te dicen que  si optas por seguir medicándose, te enfrentas a un deterioro de la salud.

Si lo que te mandan son antipsicóticos, o antidepresivos, uno de los efectos más insoportables es el de la acatisia, una terrible inquietud interna, que lleva a la agitación y ansiedad  y problemas en el dormir. Se produce  frecuentemente con los antipsicóticos, pero también con otros tipos de medicación.

“Es como si tuviera un motor interno que me incita a moverme aunque no quiera”. (Luis)

La acatisia tiene su aparición después de las primeras semanas de iniciado el tratamiento en un 20% de los sujetos por la toma de risperidona, aripiprazol, olanzapina y quetiapina. (www. idival.org. Nuevos datos sobre los factores de riesgo  y el desarrollo de la acatisia. 21/6/2017) 

 ¡Ojo!, dicen los estudios.  Cuiden ustedes los profesionales que no se les pase el diagnóstico de acatisia. Analicen las causas, las cuales están relacionada con  el uso de  ciertos psicofármacos, los antipsicóticos, porque la acatisia produce síntomas miserables y muy angustiosos para el paciente, que le puede ocasionar deseos de suicidio.  

   Los efectos de la  medicaciones que ustedes utilizan son tan dañinos, tan conocidos  que se  sabe  que en la Unión Soviética se usaron fármacos para producir la acatisia como método de tortura. (Dra Humbert. La acatisia, 2021) 

 Esto es demasiado gordo.¿De qué balanceo de salud hablan ustedes, de qué disciplina de adhesión a la medicación para el éxito terapéutico? 

 Lo cierto es que el  medicado está en un círculo vicioso, que ustedes niegan  diciendo que la medicación es  una gran ayuda y… afirmando  al mismo tiempo,  que el paciente puede llegar a tener experiencias miserables, en una especie de  rocambolesca paradoja del lenguaje.

 Por una parte la psiquiatría dice que la medicación sirve para mejorar, curar, que vivas de una manera más sana, y balancear lo que está mal y levantarte de la cama. Por otra hay páginas y páginas en la que ustedes, porque no lo pueden negar, aceptan sus dañinos efectos  secundarios.  Y trazan estrategias para  que sean más llevaderos y menos agresivos. 

Visto desde un análisis crítico de los resultados,  el quehacer psiquiátrico se nos presenta como una ayuda trampa. ¿Duro decir estas palabras?  ¿Se está exagerando? Me gustaría que la realidad fuera distinta de la que expongo. 

   La recomendación, vista la paradoja,  es que hay que  acercarse a la psiquiatría con los ojos bien abiertos, porque no podemos jugar con la salud de nuestros niños, de nuestros adolescentes, de nuestros mayores. No podemos callarnos, porque  estamos siendo cómplices de unos intereses económicos de las empresas farmacéuticas, cuyos resultados parecen creérselos a pies juntilllas, en base a estudios  de supuestos cientifismos. 

El Segundo Mito del hacer psiquiátrico  es que protegen tu vida, tu futuro. La realidad es que lo acortan. Y que hay muchas muertes prematuras por psicofármacos.

El  tratamiento psiquiátrico de enfermedades graves  es igual a muerte prematura por los efectos secundarios de los  psicofármacos. 

  Si usted toma antipsicóticos, su vida como término medio se acorta unos veinticinco años según algunos estudios, y entre diez y quince según otros. 

No protegen tu vida sino que la acortan. Esto es gravísimo, intolerable que  habiendo múltiples artículos de los propios circuitos médicos sobre esta realidad, se tolere por las autoridades sanitarias.

 Si nosotros somos buenas personas, si formamos a los equipos médicos para minimizar los efectos secundarios. ¿QUE? Que me quieren decir con eso, porque ustedes de esa terrible realidad no informan ni a las familias, ni a los pacientes, ni a la sociedad. Debe de ser porque los llamados  por ustedes enfermos no tienen otra salida. O porque ustedes no buscan otra salida.

   Miren, si a una persona se le informa que con su tratamiento puede vivir una media de quince años menos, y esa persona es padre de un niño al que puede dejar huérfano, y desprotegido, quizás él y su propia familia de origen, sus padres, sus hermanos,  se planteen otras alternativas, que ustedes conocen, que niegan porque no son las suyas, pero que existen porque en otras comunidades  fuera de España se aplican, como son  el tratamiento de la psicosis  sin medicación.

 Por cierto este abordaje, al que parece que ustedes tildan de fantástico e irreal,  ya está en el Hospital  Unidad de Atención Temprana del Hospital Príncipe de Asturias de Madrid de Alcalá de Henares.

 Ustedes son muy caros para la sociedad, los destrozos de sus medicamentos son enormes.

 Y además, los gastos que originan a la Sanidad Pública son tremendos, si se analiza las bajas de trabajo que producen, las ayudas que el estado tiene que pagar, la vida destrozada de las personas y de las familias. 

 Como explica el Psiquiatra Javier Álvarez: En España hay dos millones de personas jóvenes diagnosticadas de trastorno trastorno bipolar o esquizofrenia. La mayoría de ellos no sólo no mejora con el tratamiento médico que se les aplica, sino que evolucionan cada vez a peor y su vida es un infierno. Y junto a cada uno de ellos un padre y una madre compartiendo esa misma desesperante tortura. Es decir unos seis millones de personas atrapadas en un laberinto psiquiátrico del que no pueden salir.(Hacia una nueva psiquiatría, p. 75) 

–  El  Tercer Mito es que con el tratamiento vas a recuperar fuerzas para enfrentarte a los problemas  que te llevaron a entrar en el circuito psiquiátrico.

No es cierto. La medicación psiquiátrica quita fuerzas. No ayuda a encontrarse bien.  Disimula y enmascara los síntomas, parece que se mejora, pero luego te mete en un pozo de difícil salida. Estar medicado es un desgaste terrible. 

Las fuerzas que necesitarías para reconstruir tu mundo, para solucionar tus problemas, las fuerzas se te van a  mermar con la medicación  de una manera increíble. A veces de forma paulatina, y en las enfermedades graves  casi de repente al tomar la medicación. 

 Te hablan de una mejor vida cuando lo que te quitan es la vitalidad. 

La medicación psiquiátrica es igual a pérdida de fuerzas para luchar.

 Ustedes lo saben, pero lo enmascaran de cara a la galería. Niegan que entre ustedes mismos hay  desánimo compartido. Este desánimo a los resultados reales del modelo biomédico hace que surjan grupos de  profesionales psiquiátricos disidentes con el esquema  que ustedes defienden, y que se extiende a otros colectivos como familiares y pacientes. 

La realidad es que la mayor parte de estos jóvenes, de estos dos millones de jóvenes diagnosticados de esquizofrenia, o trastorno bipolar, acaban, con su medicinas salvadoras convirtiéndose en incapaces de llevar una vida social y laboral autónoma, por falta de energía, dependiendo durante el resto de su vida de los cuidados de su familia.  

 Sean honestos, aunque ustedes dicen, como se lee en algunos folletos  de orientación a las familias, lanzadas por las compañías farmacéuticas que la medicación, la adhesión a la medicación, permite una vida normalizada, lo que se produce es una merma tan terrible de vitalidad que  hace difícil  la vida del enfermo y le provoca problemas de todo tipo. 

 No se puede dejar de señalar que:  Tratamiento psiquiátrico con psicofármacos  lleva a vida sin vitalidad. 

De ahí que el mal llamado enfermo mental, a pesar de ese juego de ajustes de la medicación. De esos juegos de ajustes que van en general en aumento de los fármacos, y pocas veces en disminución, termine con muchas dificultades para trabajar, y desde fuera  se le pueda ver como alguien que en el lenguaje común no puede con su alma.  

 Es natural que la pérdida de fuerzas se produzca, hay que aceptarlo, los efectos secundarios de los psicofármacos  no se pueden negar, y si a cualquiera nos metieran lo que lo los enfermos llamados graves, sin lugar a duda no dejaríamos de protestar, de sentirnos irritados y maltratados y hasta de desarrollar sentimientos de  que nos están haciendo daño. Esto  nos  llevaría a tener la etiqueta de paranoicos y a decir que nuestra enfermedad mental sigue por el curso del empeoramiento a pesar de todos los esfuerzos que hacen ustedes para devolvernos a la salud.  

  Pensando en el psiquiatrizado,  sin  ser o no consciente de ello, ustedes le llevan  al medicado a entrar  en un laberinto  lleno de trampas.    

    Fdo.: M.ª Rosa Arija Soutullo, Psicóloga 

Comentario (1)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *