EL CALVARIO DE DEJAR LOS ANSIOLÍTICOS
Habla un adulto con años de medicación. Entonces, los jóvenes no tenían los medios de darse cuenta del grave daño que las medicinas psiquiátricas hacían.
No es el único. Se recetaban fácilmente y se sigue haciendo. Varias generaciones de españoles están afectadas por la falta de conocimientos de sus efectos negativos.
La médico de cabecera me recetó siendo adolescente antidepresivos y ansiolíticos. Le dije que no me encontraba bien de ánimo. Esa fue la solución que encontró. Más tarde, me dijo que tenía que dejar de tomar las benzodiacepinas porque creaban adicción, y me mandó un sustituto de las mismas. Pero no me encontraba mejor. Hoy día me doy cuenta del disparate que hice aceptando esa medicación de la que no puedo salir, y que tampoco me hace efecto. Para mí fue una grandísima trampa, que me ha conducido a problemas mayores, porque no tengo ni fuerza ni vitalidad para nada. (David)
La OCU, ya en el 2013 alerta sobre el consumo elevado de fármacos para tratar la ansiedad en la población española. Esta alerta es el resultado de un estudio realizado por la organización a ciudadanos españoles con una franja de edades entre los 18 y 74, con una muestra de 2.000 entrevistas.
Los datos son apabullantes, uno de cada tres españoles entrevistados afirmaba haber recurrido a los fármacos para manejar los problemas de ansiedad. Comparado con la población de otros países europeos como nuestras vecinas Italia y Portugal, o Bélgica, u otros países como Brasil, los españoles consumimos más ansiolíticos.
Una de las preguntas claves que nos tenemos que hacer es quién los receta. La respuesta nos remite a David y a otros usuarios. Para la OCU las benzodiazepinas y otras medicinas psiquiátricas entran a través de las consultas de los médicos de atención primaria en un 57%, en la encuesta presentada en el 2013. La situación no ha mejorado mucho en la actualidad. Lo grave es que los usuarios no conocen la información necesaria sobre el tremando riesgo de dependencia que aumenta cuando el período de tiempo de su consumo se va alargando. Según parece, los fármacos para la ansiedad son uno de los psicofármacos más difíciles de dejar.
No sólo hoy en día alerta la OCU, sino que se alerta desde varias Agencias del Medicamento de distintos países y desde otros organismos relacionados con la salud mental. Hay serios problemas derivados del uso de benzodiaceninas.
No hay nunca que olvidar que con el tiempo las benzodiacepinas se convierten en una adicción, por mucho que las farmacéuticas enmascaren el problema, y los términos verbales se utilicen de otra manera., hasta por distintos colectivos de psiquiatras.
Cuando se interrumpen bruscamente la medicación, la ansiedad que les llevó a alguien a tomarlos puede multuplicarse de manera exponencial, según el tiempo que se haya tomado. El testimonio de David es claro: escalofrío, sudores, dolores, ansiedad, dificultades para dormir, empeoramiento de la salud psíquica en general.
Parecía que me iba a morir, estaba de viaje y pasé unos días horribles hasta que me pude hacer de nuevo con una caja de Rivotril 2 mg. No es que pensara en dejarlos, es que me encontré sin ellos, porque no me llegó a tiempo el envío de mi casa. Aquello fue una de las peores experiencias de mi vida, lo recuerdo con miedo. (David)
El caso de David no es único. Cuando se están tomando un período de tiempo que lleva al paciente a la adicción, ya ha producido sus estragos, a más de los señalados, alteraciones en el rendimiento psicomotor, alteraciones de la memoria, particularmente referida a la adquisición de nuevos conocimientos, alteraciones de la atención y capacidad de concentración.
Son más vulnerables los mayores de 65 años, los pacientes con patología hepática con comorbilidad, con polifarmacia, fundamentalmente con medicación sobre el Sistema Nervioso Central.
Para Aída Vicente y Susana Villamarín, psicólogas, estos datos de la OCU nos ponen en evidencia algo que es de sentido común, la escasa formación en Salud Mental que tienen los profesionales de atención primaria.
Es una reflexión elemental, son médicos, conocen de medicación, están saturados y llevados por el sistema sanitario a dar salida a problemas para los que no se les ha preparado y en el que hay otros profesionales mucho más aptos y con más estudios, a los que parece que el sistema sanitario español ha dejado durante años de lado, los psicólogos especialistas en psicología clínica.
Parece que el sistema sanitario fomenta que se huya de desarrollar la tolerancia al malestar emocional, a las emociones negativas, que todos vamos a tener a lo largo de la vida.
La ansiedad tiene su función, señalarnos un malestar por algo que ocurre en nuestras vidas, a lo que necesitamos buscar soluciones. Enmascararla con psicofármacos puede ser una salida con muchos peligros.
Las benzodiacepinas, cuando empiezan a fallar, dan entrada a otras medicaciones. Ya que el enfermo parece que empeora, no lo tratamos como si las benzodiacepinas fueran las causantes, sino que le empezamos a meter un chute de medicaciones más fuertes, entre ellos los antipsicóticos. Diagnóstico: a este chico se le está yendo la olla.
David falleció por los psicofármacos, por sus terribles efectos secundarios. No pudo aguantar la presión de ese cerebro al que las medicinas psiquiátricas habían quitado la alta fidelidad, y conducido a un internamiento involuntario. No pudo con la acatisia, ni con los otros efectos secundarios.
La entrada a los psicofármacos de David fue por la médico de atención primaria. Así pasó a ser uno más de la lista de 42.000 muertos anuales que se dan a nivel mundial a causa de la medicación psiquiátrica. Se considera que hay cada año unas 700.000 personas que sufren las consecuencias de las mismas.
Claro, siempre que se produce adicción, la responsabilidad parece orientarse al enfermo, que no ha seguido bien las normas, que no ha acudido a su médico y no se da cuenta de su adicción. Eso se lee en los diversos artículos que aparecen en internet. Si el problema de la dependencia aparece, el responsable es el propio paciente al que acudiendo al psiquiatra debe de resolver., y quien le ayudará con su adicción. O quizás el paciente estaba más enfermo de lo que se suponía, y no se vio cuando se le empezó a medicar. Con frecuencia desde las propias consultas de psiquiatría se les achaca a los pacientes no tener conciencia de enfermedad. Siempre es echar balones fuera. De nuevo el modelo psiquiátrico biomédico como salvación. ¡Qué cinismo! Cristina no se lo cree.
¡Vaya, tú me has ofrecido una solución a mi ansiedad que luego resulta ser una mierda!. ¿Tú ahora me quieres salvar? Tú estás en un mundo de Yupis. ¿Me has metido en el infierno y ahora me quieres sacar? ¡Estoy quemada por tu insensatez, por haberme recetado basura! (Cristina).
Ahora, quien ha brindado una solución generalizada que no era la adecuada por sus peligros para tratar la ansiedad ha sido el propio sistema de salud mental. Y el paciente ha quedado atrapado en algo que por su bien tendrá que solucionar, pasando por serias dificultades. ¡Qué menos que se le ayude!
Cristina con la ayuda de una psicoterapia de orientación humanista pudo salir de las benzodiacepinas, fuera del sistema sanitario público, aunque le costó tiempo y esfuerzo.
Parece que el mundo sanitario relacionado con la salud mental, el del sistema de la sanidad pública, obrara hasta ahora, como si se rigiera por el mundo de los despropósitos, como si quisiera multiplicar los gastos y desaprovechar recursos, como si no se diera cuenta, o quisiera ignorar los males que se evitarían a la población española si no se la psiquiatrizara, como si se obviaran las mejores alternativas para el tratamiento de quienes tienen dificultades en el vivir.
Si cogiéramos el vademécum del DMS o el CIE, herramientas para el diagnóstico de salud mental usado por los psiquiatras de esquema biomédico, creo que se calificaría al sistema de salud mental español de psicótico, no se mueve dentro de los parámetros de un buen análisis de la realidad, delira, nos hace creer realidades que no existen, y distorsiona lo que percibe. ¿No dicen que eso es locura?
Hay muchos motivos para decir BASTA YA ….!
Mª Jesús Chocarro
Psicóloga (seudónimo)